Anécdotas. Lo que no se cuenta del cara al público

Hola a todos,

Para facilitar la lectura y que se vea a golpe de vista que hay contenido actualizado, abro esta nueva página para ir contando las anécdotas desde aquí. Igualmente se puede seguir comentando anónimamente o con nombre y os pido que lo sigáis haciendo, porque es lo que da sentido a este blog. Todos los comentarios seguirán en su sitio. Además y para identificar mejor las anécdotas iré poniéndoles título. No temáis contar anécdotas que no tengan que ver con las que cuento porque la intención es que esto lo construyamos entre todos, no hay por qué comentar lo que escribo ni ceñirse a ese tipo de anécdotas. Si es de cara al público, independientemente del trabajo, carta blanca.


¿TENÉIS...? (15 de marzo)

Emperchando ropa se acerca un hombre. Saluda, le saludan y como si fuera para una broma dice: "¿Tenéis accesorios para bombas?" Cara de perplejidad pensando qué tipo de bombas. Y matiza: "Para inflar".


ZOOLÓGICAMENTE INVEROSÍMIL (22 de febrero)

Después de lo descrito, y antes de llegar la hora de marcharme y acabar mi turno, estoy hablando con una compañera y de pronto veo a lo lejos una jirafa desapareciendo al girar el pasillo. Sí, como en La pública existencia de Benson Florey (si no la has leído mañana podría ser tarde).
Le digo a mi compañera: mira, una jirafa. Me mira sin entender nada, se da la vuelta y justo la ve y me dice: "pensé que estabas de broma cuando me lo has dicho". Era un chico disfrazado de jirafa.


¿INVEROSÍMIL? (22 de febrero)

Hoy lo absurdo no ha venido solo.
Estaba yo ordenando prendas cuando se me acerca ligeramente una mujer de mediana edad. Le saludo y antes de que pueda decir nada más, a metro y medio de mi -casi dos- dice levantando la voz de euforia: "¡¡¡Tenéis un compañero de "La voz"!!!".
Yo me he quedado de piedra y casi salgo ardiendo por un cortocircuito mental intentando asimilar toda la información.
Una vez ha dicho eso y sin que yo pudiera responder, se ha marchado y me ha dejado con la palabra en la boca. Lo mejor es la cara con la que se han quedado dos compañeros míos que estaban cerca: con la boca abierta, el gesto congelado de lo que estaban haciendo y un alucinado "¿la conoces?". Cuando les he contado la situación lo cierto es que a la señora le ha faltado decir: "¡qué suerte tenéis!".


DENUNCIA COMO TRABAJADOR Y COMO CLIENTE (13 de febrero)

Lo que hoy comentaré no es una mera anécdota. Es algo que está sucediendo en muchísimas empresas, probablemente incluso en la que tú trabajas.
Quiero hacer un llamamiento como trabajador y como cliente frente a las grandes compañías de precios bajos, las cuales no tengo que nombrar porque ya te han venido algunas a la mente. Los precios bajos son atractivos (evidentemente) pero ¿cuál es el precio real? El precio real suele ser por lo general una precarización y recortes en los derechos de las personas que trabajan en esa empresa, hasta el punto de llegar a lo miserable y lo inhumano.

Hace escasas semanas despidieron a varios jefes de cierta importancia en la empresa donde trabajo, pero lo hicieron con una peculiaridad. La empresa contrató a otra empresa que se encarga de buscar la mayor rentabilidad, y haciendo un estudio deciden de dónde recortar y cómo hacerlo. Hasta aquí podemos pensar que no hay nada de malo, pero lo malo viene ahora.
La forma de despedir a esos responsables fue un procedimiento, es decir, fueron despedidos todos a la misma hora y de la misma manera. A tal hora fueron convocados en sus respectivos lugares de trabajo y tras hacerles ir sin previo aviso fueron despedidos. En el caso de donde trabajo fueron despachados en el aparcamiento, sin medio de transporte con que marcharse porque les convocaron con el coche de la empresa. Tuvieron que sacar las cosas de sus hijos pequeños y todas sus pertenencias y dejarlas en el suelo, para luego llamar a alguien que fuera a recogerles.
La empresa que se encargó del apaño -más propio de la mafia que de un lugar de trabajo- fue la misma que llevó a cabo los despidos en Telemadrid. Ni que decir tiene que les dieron lo menos posible y premiaron su trabajo y esfuerzo de casi 10 años con una generosa patada en el culo.

Este tipo de prácticas me parecen repugnantes y propias casi del crimen organizado.
El punto siguiente de esto es que a nosotros, esos trabajadores dispuestos a solucionarte cualquier problema en la mayoría de los casos, y muchos de los cuales intentamos atenderte lo mejor posible (nos guste o no nuestro trabajo), nos rebajan lo que cobramos cambiando el sistema de "incentivos" (no es que abunden en las empresas) mediante votaciones de representantes elegidos por la empresa y que no nos han consultado.
Que sepas que tú, como trabajador, tienes derecho a estar informado, y si te dan a firmar algo que no te convence pon SIEMPRE "Conforme, No conforme, Leído, Leído pero no conforme..." y la fecha.
Si por añadidura quieren llevarte a hablar contigo a un sitio privado a solas, estás en tu derecho de pedir que esté presente un representante de los trabajadores, por ejemplo del Comité de Empresa. No son precisamente pocos los casos de personas a las que han despedido así o han salido llorando.

Este blog y este apartado está para contar lo que no se conoce del cara el público, de un trabajo que pocas veces es gratificante y sí muy sacrificado en cuanto a horarios y cosas a las que tenemos que renunciar. Así que ya sabes qué puede estar cociéndose detrás de ese trato tan cercano y unos precios tan bajos.
Muy bien, precios económicos. ¿Para quién?


OTRAS COSAS QUE NO SE SABEN DEL CARA AL PÚBLICO (12 de enero)

Como en tantos otros comercios, donde ocurrió esta anécdota se cobran las bolsas. Una compañera preguntó al cliente si quería una, que cuestan 5 céntimos. El cliente lejos de responderle con normalidad se puso hecho una hidra y comenzó a levantarle el tono y decirle "si le estaba vacilando". Y es que cuando te toca alguien así, tan francamente amargado o mentalmente dicotómico, solo puedes esperar que te salga responderle haciéndote valer y respetar y que te deje en paz lo antes posible para que se vaya a amargar a otro.

Otro día, hace varios años, un artículo no tenía código. Todos sabemos lo desesperante que puede ser para cajero y para cliente. Pues el cliente, con altanería y malas formas metió prisa a la cajera. La cajera aguantó el tipo no sin mostrar molestia, como es lógico. El cliente se puso más desagradable que antes y la cajera le respondió molesta pero sin faltarle el respeto. Y el cliente, ni corto ni perezoso, cogió y le lanzó a la chica las pesas que quería comprar.
Por fortuna pudo esquivarlas, pero que me aspen si ese comportamiento es normal.


DE REPUGNANTIS II (6 de enero)

Siguiendo con las multinacionales a las que el ser humano se la trae al pairo, ayer me contaron que al cerrar una tienda tiraron (sí, tiraron) todos los adornos de Navidad. ¿Por qué? Porque una empresa de gran tamaño usa los adornos navideños únicamente como reclamo para que compres y no porque confiera ningún valor a esa época del año. Mientras tú montas con cariño y esmero el árbol, el belén y tratas de disfrutar de estos días, ellos tiran todo como la basura que les significa. Pero olvidamos una cosa: que una empresa está formada por personas.


DE REPUGNANTIS I (lunes 6 de enero)

Ayer, en plena Noche de Reyes y siendo domingo, en una tienda multinacional de esas que cierran desvergonzadamente a las 23 de la noche ese día fastidiando -por no decir jodiendo- la noche a las familias que la celebran, fue una clienta y preguntó: "Bueno, mañana no abrís ¿no? Si no nos gusta lo podemos cambiar.:" Solo digo una cosa: a ver si pensamos un poco más en los demás y menos en nosotros mismos porque para empezar a esas horas no tendría ni que estar abierto, por consideración y "humanidad". No somos cosas ni máquinas de vender, somos personas, y se pasan por alto cosas tan básicas como días para estar con la familia y los amigos por abrir tiendas a las que ese día nadie va a comprar (me parece lo suyo).
Para empezar nos han colado que trabajemos los domingos cuando hace 150 años la gente llenaba de sangre y sudor las calles con las caras sucias de hollín y polvo teniendo que mantener a ocho hijos de los cuales cinco estaban enfermos. Por eso me niego a comprar un domingo, y más aún cuando en muchos sitios se está negando algo tan importante como pagar ese día de forma especial dado que es el único día que podrías coincidir con muchas personas que quieres y con las que te gustaría hacer cosas.
No, señora. Mañana día 6 de enero, de momento no abrimos. Y que siga siendo así.


SANTOS INOCENTES (sábado 28 de diciembre)

Durante el trabajo de hoy, a una compañera se le ha ocurrido la idea de recortar muñecos del Día de los inocentes e ir pegándoselos a otros compañeros. Ciertamente ha amenizado mucho el turno.
En algunas ocasiones los compañeros no se enteraban y en otras nos hemos dejado. La gracia no estaba ya solo en el reto de pegárselo a compañeros "difíciles" sin que se enteraran, si no también ver las caras de clientes que te miraban sonrientes o riéndose pensando que tú no sabías que estaba ahí.
En varias ocasiones pasaba algún jefe alrededor y teníamos que esconder los recortables, pero en un momento dado la jefa me ha dicho que yo tenía un muñequito pegado -lo cual sabía, of course- y le he tenido que decir: "Ah, gracias.".


LA SALUD (sábado 23 de noviembre)

Hoy atendía a una familia. Terminaba de hablar con la mujer mientras sus hijos esperaban y el padre tosía haciendo comentarios graciosos. De repente tose más, y casi sin terminar de desahogarse dice: "No llego a los cuarenta.".


LA COMODIDAD SOBRE TODO (sábado, 16 de noviembre)

Recordando reuniones de madrugón en el trabajo (de esas que nunca sirven para nada pero hay que ir), ha venido a mi mente una en concreto. Era bastante pronto y muchos compañeros vivían cerca del trabajo.
Empezó la reunión y uno de ellos se desabrochó la chaqueta, dejando entrever una camiseta poco habitual que no pasó desapercibida para la jefa. Mientras prestábamos atención a lo que comentaba,  le dijo: "¿Llevas el pijama debajo? No me lo puedo creer" él respondió: "Claro, jefa. En cuanto acabe la reunión me vuelvo a la cama".


UN DOBLE USO (jueves, 14 de noviembre)

Varias personas de edad madura entran a la tienda y ojean. Al rato preguntan a un dependiente y dice el marido de una de ellas: "Hola, estoy buscando zapatillas; para andar" y en tanto que les acompaña dice la mujer: "Sí, claro que para andar. No vas a comer sopa con ellas.".


CONVERGENCIA (lunes 9 de diciembre)

Hace escasos días atendí a una mujer. Al preguntarle en qué le podía ayudar, e intentar explicármelo vi que era sordomuda, así que me adapté y traté de gesticular y mover los labios despacio para entendernos.
No obstante, con la dificultad de la circunstancia, terminamos cogiendo un papel y escribiendo lo que queríamos decir. Fue un momento efímero y valioso por la empatía que tan pocas veces se da de cara al público.


ARCADAS Y CONTRACCIONES ESTOMACALES (jueves, 14 de noviembre)

Acabo de llamar a una compañía telefónica (bucanera), movistar. Tras esperar 15 minutos al teléfono me lo ha cogido una mujer sudamericana (ahora normalmente te atienden españoles). Para empezar no le salía la oferta que contraté, cosa que siempre pasa con esta compañía bucanera, pero lo mejor ha venido cuando me ha tratado de "señora". Todo el rato. "Señora". Le he dicho: "No soy señora, soy hombre, en todo caso señor" y no me ha respondido, he insistido y va y me suelta: "Qué pena". Ni un lo siento, ni nada por el estilo. "Qué pena". Ahí he pensado: "¿será tonta a lo mejor?" y le he dicho "qué pena no, soy hombre." y responde: "Qué pena. Es que parece voz de mujer." Y ya tratando de tomármelo con humor he dicho bastante irritado: "Tranquila, estoy acostumbrada.".
En verdad con el trato asqueroso, que se haya reído de mi y la mala host... increíble que me ha puesto, y aunque no sirva de mucho, le he dado la valoración de mi... que se merecía por su servicio, ese que cada vez descuidan más en las empresas mediante eternos caminos telefónicos y pérdidas de tiempo que no conducen a nada. Al final prefieres pagar más todos los meses que tener que ver algo de nuevo con la compañía basura que tienes contratada.
Una piara de cerdos te trata con más educación.


UN DULCE RECUERDO (sábado 12 de octubre)

Ejemplo de que no todo de cara al público es malo y de que servidor es un profesional que sabe contener sus instintos, hoy ha sucedido algo que me ha parecido entrañable.
Ha llegado una clienta a devolver unos artículos y olía cerca a bollos y la conversación ha sido la siguiente:
"- Qué bien huele a bollos aquí... trabajar así da gusto.
- Bueno, olerlos sin probarlos... -digo sonriente-.
- Pues también es verdad. Cuando era pequeña pasábamos en el coche con mi padre cerca de la fábrica de Cuétara y nos decía: oled, oled que con esto ya habéis cenado -sonrío-.
- La verdad que antes los bollos estaban mejor que ahora.
- La verdad es que sí, ahora pasas por allí y ya no huele a nada." -Ha contestado con nostalgia-.

Dar con personas así te alegra el turno y parte del día. Igual que yo como cliente me pongo en el lugar de quien me atiende porque otras veces soy dependiente, y como no todo el mundo lo hace, gracias a los clientes que saben tratarte como una persona.


ENTRE LA EMPATÍA Y EL SER (sábado 12 de octubre)

* El post de hoy es sincero, personal y visceral. Puede herir la sensibilidad. :)*

Hoy me ha contado una compañera lo que sucedió el domingo pasado. La tienda, como la mayoría de los comercios, cierra normalmente a las 22, con la mala suerte que ese domingo se cerraba a las 21 y no se cambió el letrero. Es decir, hubo un error. Adelanto el importante hecho de que la tienda no es precisamente de alimentación ni una farmacia o la consulta de urgencias. No se vende nada de primera necesidad.
Se estuvo avisando del cierre de la tienda desde las 20 de la tarde. Pues a las 21, después de anunciar dos veces que la tienda había cerrado, había gente entrando por la puerta exigiéndolo (sí, exigiendo) que ponía a las 22. Hasta aquí puede ser más o menos normal, hasta que mis compañeros les explicaron a esas personas que se empeñaban y seguían entrando hasta el fondo, que había sido un error y la tienda estaba ya cerrada. Pues lejos de entenderlo insistieron, y las personas responsables del comercio estimaron que hasta las 22.
En ese momento ya había unas 15 personas pululando por la tienda, y tras las puertas y los cierres se veían los pies de otros tantos que querían entrar aún viendo que ya estaba cerrado (damas y caballeros doy fe que incluso inundándose una tienda y llegando el agua por los tobillos, hay gente que quiere entrar a comprar. Me parece de ser un descerebrado).
Fue tal la situación que una compañera le explicó a algunos de esos clientes (ya eran las 21:20) que si les dejaban entrar todos se tendrían que quedar más tiempo. Quien ha trabajado o trabaja en comercio sabe la diferencia entre tener que quedarte porque te lo piden o hace falta puntualmente y tener que hacerlo porque hay gente que con sus dos gónadas y con menos empatía que una piedra, te obligue. Dichas personas prácticamente contestaron que les daba lo mismo. Primer bravo por la empatía y la consideración. Luego querrán también que les traten con respeto y poder irse a su casa desde su trabajo a la hora estipulada.

Francamente, y desde dentro, digo que me parece una auténtica vergüenza que haya gente tan miserable y con tan poca consideración hacia los demás para pisotearles en su puesto de trabajo, escupirles metafóricamente en la cara para encima que en un 95% ninguno de ellos comprara nada y solamente fuera a dar un paseo por ser domingo. Hay 6 días a la semana para comprar y 13 horas de apertura de la tienda como para ponerse exigente y ser incapaz de comprender un error, obligando a por lo menos una decena de personas a quedarse más tiempo del que deberían. Y no por necesidad de afluencia de público, catástrofe o exceso de mercancías. Personas que tienen también el derecho de salir con sus amigos, cenar con su familia o tumbarse en el sofá después de 8 horas de trabajo.
Sinceramente defiendo a capa y espada que el respeto hay que ganárselo, y quienes obran de ese modo tan rastrero solamente merece el mismo trato (lo que no implica que lo de durante mi trabajo, aunque se lo merecen). Ir a su trabajo 5 minutos de irse o a la hora en punto y EXIGIRLE que se quede para atenderte. "No, es que hoy salgo a cenar con mi marido porque es mi aniversario" o "me esperan para cenar" y decirle: me da igual. Me atiendes.
Quien siembra, recoge.


LA FIEBRE DEL MONOPOLY (sábado 5 de octubre)

Ordenando artículos, una niña debía de estar intentando convencer a su madre porque comprara más cosas (de hecho todo lo que se le antojara) y le dice su madre: "Sí, hombre, y compramos un garaje para meterlo todo." Y la niña como una loca del monopoly le ha dicho: "¡Cómpralo! ¡Compra el garaje! ¡Cómpralo! ¡Cómpralo!"

Sin duda de mayor será inversora o agente de bolsa.


CONTACTO TELEFÓNICO (martes, 1 de octubre)

Aunque esta anécdota no me corresponde contarla a mí, no puedo evitar hacerlo pues es harto improbable que mis interlocutores lo hagan.
Vez que llaman a casa para ofertar porquerías y absurdeces se repite la misma pregunta: "¿Es usted la señora de la casa?". Mi voz no es grave como la de un camionero (frase hecha, no tiene que ver con los camioneros), pero no es ni mucho menos femenina.
Exacto, yo cojo el teléfono.
Las dos primeras veces dije: "Pues vaya", pero se ha repetido innumerables. Tantas que no puedo contarlas.
En ocasiones digo que no soy la señora, solamente para que se sientan mal. Pero hay otras que -por qué no- sí seré la señora de la casa. Así cuando me pregunten "¿Es usted la señora de la casa?", yo responderé con voz femenina: "Así es, a efectos prácticos telefónicos, así es. ¿Alguna oferta interesante?"


CESA DE INMEDIATO. (viernes, 13 de septiembre)

Había dos hermanos pequeños, la niña de unos 4 años y el niño de unos 6. La niña se emperró con un artículo y no dejaba de insistir a sus padres para comprarlo con que si tal que si cual. Los padres, experimentados en la paciencia, le decían que no. Pero su hermano, que no pudo más le dijo: "¿Quieres parar?!"


"VIDAS CONVERGENTES" (viernes, 6 de septiembre)

Sin darnos cuenta cada día nuestra vida converge en multitud de cosas con otras personas, como menciona una canción. El viernes me sucedió una de esas cosas.
Estaba en la recepción atendiendo y llegó una mujer que me resultaba familiar, y ella me sonrió como conociéndome y me dijo: "Te conozco, muchos días coincidimos en el metro".
En primer lugar me avergoncé en cierto sentido porque soy muy observador y me dio rabia no haberme fijado más, pero lo cierto es que me sonaba.

Creo que pocas veces suceden anécdotas de este tipo y me parece agradable y bonita, para mostrar que no siempre suceden cosas absurdas ni toda la gente es tonta.


¿DÍGAME? BOSTON TELEGRAPH AL APARATO (viernes, 6 de septiembre)

Fue una anécdota irreal donde las haya. Una familia (padre y madre maduros e hija joven de entre 24 y 30) me preguntaron por unos artículos. De por sí me parecieron peculiares, muy amables, y totalmente naturales; ellos mismos, vamos.
La mujer hablaba por teléfono con su hijo sobre qué cosas quería, y como no se enteraba dado que era algo muy concreto, ¿qué pasó? Que tras su petición, a los dos segundos tenía yo su móvil rosa en la oreja hablando con el chico para asesorarle. Una vez lo hice llevé a la señora hacia los artículos que buscaba su hijo para explicárselos, y los fuimos buscando (eran tres cosas). Esto no fue lo más gracioso, sino que cuando le dije que había varios colores para uno de esos artículos ella dudó, vaciló un par de veces y concluyó: "Mira, le cogemos este y le decimos que no había más."


COMBATE A LUCHA O MUERTE (jueves 5 de septiembre)

Estaba cobrando en caja y había a mi lado dos niñas de entre unos 6 y 8 años. Una un poco rolliza, rubita y con media melena lisa y la otra delgada, con camiseta de tirantes, falda y el pelo corto. Tenía secuestrada a la vaca de peluche de la niña 1, intentaba cogerla y se la estampaba en la cara. La niña 1 ponía cara de rabia e intentaba cogerla de nuevo, hasta que presa de la frustración atizaba una patada en la espinilla a la niña 2. A decir verdad era un rifirrafe del que las dos parecían disfrutar a pesar de lo acalorado. Todo esto sucedía en silencio, no se crean ustedes que decía: "¡Dame mi vaca!", y los padres estaban de espaldas a ellas, con lo cual cabe pensar que no querían que se enteraran.
Al poco la niña con la vaca le volvía a estampar el muñeco en la cara a la otra y le daba un puñetazo que iba a parar donde mejor viniera. La otra ponía de nuevo gesto de rabia y con los puños cerrados hacía un gemido chillón de enfado. Y patada a la otra niña en toda la espinilla, a lo que respondía con otro puntapié y el proyecto de esquivarlo.

Se me acerca un compañero y me dice: "¿Quién crees que ganará? Tío, estás disfrutando... estás sonriendo y todo... eres malo tío" y le contesto riéndome porque se me hubiera notado tanto: "Te podría decir que no, pero estaría mintiéndote." No pude contenerme la risa durante un rato, y al poco se giró el padre hacia las niñas y regañó a la que intentaba recuperar la vaca con un gesto de la otra de: chínchate.


PAGO PERSONALIZADO (jueves 5 de septiembre)

Esta anécdota me la contó una compañera: Estaba en caja cobrando. Lógicamente los pagos son tarjeta o en efectivo. No hay más tu tía. Puedes pagar con billetes del Monopoly, petrodólares, yuang o acciones de Endesa, pero solamente va a valer si pagas en euros y en efectivo o con tarjeta. Pues bien, se acerca un hombre con la cartilla del banco en la mano y mirando indignado le dice a mi compañera: "¿Por dónde pago con esto?!"


ABRA CADABRA (sábado, 24 de agosto)

Como en toda tienda, siempre hay gente que pierde algo dado que son lugares de mucho tránsito de personas. Cada semana se pierden decenas de objetos, unos más curiosos que otros (de hecho esto merecería un apartado para sí solo). Yo un día encontré un huevo azul de Playmobil, y vete a saber lo que podría haber salido de ahí. En cambio, otro compañero mío se encontró una varita mágica. Sí, como lo oyen. De estas de los magos. Y no contento con eso, la lleva encima mientras trabaja. Con lo cual casi antes de mirarle a la cara miras la varita mágica que lleva en el bolsillo, y te cuesta contenerte para decirle si sabe hacer algo con ella.
El efecto que crea no tiene precio, pero hay un inconveniente: si alguna vez tiene que poner un "pero" a algún cliente, me temo que no habrá nadie que inmediatamente después no le mire la varita de mago que lleva en el bolsillo como diciendo: "¿seguro?"


"PALETO'S" WINS (sábado 24 de agosto)

Devolviendo un cobro hoy a un chico, de repente llega un hombre maduro (suegro o padre) y le dice:
"¿Lo ves, como hay que hacerlo como he dicho?! Y yo soy de pueblo. Que no sabéis nada. Que venís aquí todos los días y no tenéis ni idea de ná, y yo que soy de pueblo sé cómo se hacen las cosas. Aquí y en todas las tiendas se hacen igual."
El chico, sin mirarle, ha puesto cara de fastidio y contenerse, pero no he podido evitar sonreírme por el comentario. Llamadme troll.


NO LIGUES CUANDO NO ESTÉ YO (jueves 24 de julio)

Hoy estaba ordenando artículos cuando he encontrado uno fuera de su sitio, que estaba en un banco con una zona delimitada. Había una mujer sentada al lado y cuando lo he ido a colocar se ha apartado, le he dado las gracias y me ha dicho que no sabía por qué estaba ahí esa señal. Yo le he explicado que era para eso y le he preguntado si ella lo había movido pensando que estaba fuera de su lugar. Me ha respondido que no y hemos medio bromeado.

Justo llega su marido (de estas personas serias pero que se ve que tienen que tener mucho sentido del humor) y dice totalmente serio pero con un tono no amenazante:
- ¿Ya me estás ligando? ¿Me voy un rato y te pones a ligar?
Nos reímos y dice: "porque no suelo pero si ya he enterrado a uno, otro no me cuesta nada."


Heavy, pero me ha hecho mucha gracia; aunque ha sido inevitable pensar: ¿y si es verdad que ha matado a alguien?
T_T

UNA TARDE DE CINE (domingo 21 de julio)

A pesar de que esta anécdota no me sucedió trabajando, es digna de contar.
Ayer fui a ver "Frankenstein, el musical" y a partir de ese hecho todo fue de cine. ¿Por qué? Porque para empezar qué mejor entorno para ir a ver al Monstruo que con un cielo nublado y lloviendo, con una brisa fresca. Y a continuación, cuando llegué al Nuevo Apolo sucedió lo siguiente:
Quedaban 15 minutos para que empezara la función, por lo que aproveché y fui al baño. Era un baño más o menos amplio con dos cabinas. En una de ellas (lo oía) había un chico que se había quedado encerrado porque no iba el pestillo. Fuera hablaba con él otro chico y se medio reían diciendo que parecía una cámara oculta (y tanto que sí). Llega una mujer del teatro y oigo que dice:
- Hola, eres el chico que está atascado, ¿no?
- Sí.
- Ya hemos llamado a mantenimiento, a ver si viene.
- Vale, gracias.
Se queda fuera el otro moviendo el pomo a ver si va, hasta que salgo yo. Nos sonreímos y dice:
- Es que hay un chico atascado dentro, parece una cámara oculta.
Sonrío, miro el pomo y como siempre llevo en el cinturón un clip escondido para sujetármelo, lo cojo y él me dice: "¿Tienes algo para abrir?!, y respondo que sí. Lo estiro, lo meto en la cerradura, empujo un poco... ¡click!
¡Y listo! El chico aparece dentro de la cabina con los brazos abiertos como diciendo "¡Salvado!" y nos da las gracias.
Al salir del baño me cruzo con la mujer del personal del teatro, el hombre de mantenimiento y otra compañera para intentar sacar al muchacho. Desde luego que de película.


LA REALIDAD SUPERA A LA FICCIÓN (sábado 20 de julio)

Ayer me contó una amiga que trabaja también de cara al público que le comentaron lo siguiente: estaba una compañera colocando artículos. A su lado había un padre y un niño pequeño, y agarraos con lo que preguntó el niño:

- Papá, ¿los amigos invisibles hablan?

:| El padre parece ser que no contestó. Y no me extraña, ¡a ver quién se lleva el niño a casa otra vez!


MAS FÁCIL QUE ROBARLE UNA PELOTA A UN NIÑO (jueves 18 de julio)

Hoy no he podido evitar quedarme alucinado. Una pareja me ha preguntado por unos artículos y yo les he conducido hacia donde pensé que estarían. Una vez ahí he preguntado a una compañera.
Había un niño en el pasillo jugando con una pelotita y se me ha cruzado susodicha, a lo que he pensado algo muy concreto. Acto seguido, tras yo preguntar a mi compañera, les indica a la pareja (de unos 30 y pocos) dónde está lo que buscan.
Pues bien, conforme se marchan y mientras el niño jugaba con la pelotita de los c... coge el chico de la pareja y se la quita de las manos. El niño ha dicho: "¡eh!" y él se la ha devuelto con una ligera carcajada maligna (HAHA!). ¿Alucinante o es cosa mía?


OTRAS CARAS DE LA MONEDA (8 de julio de 2013)

El otro día atendí a dos clientas (diferentes) de esas que te alegran la tarde. Más bien atendía a una y hablé con la otra.
La primera clienta me preguntó por un artículo y le acompañé donde estaba. Cuando le expliqué más o menos me dijo: "Gracias por tu paciencia, muy amable. Y perdona por el coñazo", a lo que le respondí que no había por qué porque ella había sido muy agradable.
En el caso de la segunda, estaba ordenando cuando su hija cogió un artículo y le dijo: "Déjalo en su sitio, que está el chico colocándolo." Le di las gracias porque "no todo el mundo lo hace y es como para agradecerlo" y ella respondió que "es lo menos porque el mundo va a su puta bola". Tras esto su hija pequeña me preguntó el nombre y se lo dijo a su hermano unos añitos mayor que ella, con lo cual terminamos presentándonos los tres y acabó la niña despidiéndose de mi al final del pasillo diciéndome: "Adiós. Me voy a ver los caballos."
Atender a personas así, te guste o no te guste trabajar de cara al público, hace que por lo menos te sientas una persona y no una máquina que coloca lo que otros tiran.


LAS FLECHAS DE LA PAZ (30 de junio de 2013, Día del Señor)

Ayer me contaron una anécdota nueva que ocurrió en una tienda deportiva. Una pareja mayor llevaba varias flechas para arco y las llevaron a cobrar. Entre tanto ambos comentaban cosas relacionadas con las flechas, hasta que la mujer dijo: "No sé para qué las quieres con lo caras que son. Si luego no mata nunca nada -refiriéndose a la persona que les iba a cobrar-." Y responde su marido: "Si no son para matar."
O bien faltaba cierta comunicación entre ambos o su señora tiene sobrevaloradas las armas.


DOS ANTENAS POR OREJAS (anno de dos mil trece, Domini dei)

Me sabe mal escribir una nueva anécdota referente a algo escuchado, pero estimado lector, doy mi palabra que son conversaciones indiscretas en lugares públicos.
Había hoy una clienta hablando por el móvil mientras guardaba su compra y la conversación no tenía desperdicio: "...lo que pasa no es que tenga dinero, es que es maricón. ¿Me entiendes? Eso es lo que le pasa. Ha estado jugando al despiste con todos en plan: "¿Os venís a la playa? / No, nosotros nos vamos arriba." ¿Me entiendes? Eso es lo que le pasa, que es maricón."
La molestia, la relación entre los implicados y la relación entre su sexualidad y su personalidad no es posible demostrarla. Así como tampoco es tema de un servidor.


DIFERENCIA ENTRE SER TONTO Y HACÉRSELO (domingo 30 de junio de 2013)

Ayer, una estimada clienta llegó a recepción pidiendo factura. Y agárrense la tontería: me dice si me da el CIF para buscar en el programa, y le digo que mejor el nombre porque por CIF no me lo encuentra (hay poca gente tan sonriente y amable como yo). Y claro, con todos los motivos del mundo para desconfiar porque la conozco de la vida toda, y su factura y su CIF y quién se la hiciera es un tema de vital importancia para mi propia existencia, me dice: "Qué raro, ayer una compañera tuya me lo hizo así. Pero bueno en fin." Yo haciendo caso omiso. Y ella dale que te pego: "Pues no sé por qué, porque he hecho varias facturas y nunca me ha pasado." Vamos a ver, hija mía, ¡ES SOLAMENTE UN MALDITO NÚMERO! ¡SÓLO TE PREGUNTO POR EL NOMBRE DE LA EMPRESA! Y se lo toma la señora como si servidor no le diera la gana buscarle por el ridículo numerito del carajo. Hay personas que baje Dios y lo vea, si piensan antes de abrir la boca.
Creo que queda claro dónde está la diferencia, en este caso, entre ser tonto y hacérselo.


¿Y SI LO PINTAMOS? (domingo 23 de junio de 2013)

Lleva un tiempo rondándome por la cabeza algo que me contaron. La anécdota tiene que ver con el instinto decorativo de algunas personas.
Entre las muchísimas cosas y situaciones que un trabajador de la limpieza tiene que limpiar (valga la redundancia), solo algunas quedan grabadas en su mente forever. Es el caso de la anécdota. Pues si hay algo más asqueroso que limpiar orina, heces o un vómito, es ir a limpiar unos probadores y encontrarse una compresa usada pegada en la pared. ¿La explicación? ¡Pues muy sencilla, hombre!:
Una mujer coge un bañador o unas bragas. Se desnuda tranquilamente para ver si es su talla. Pero, ¡Ah, fatalidad del destino! ¡Había olvidado que lleva una compresa! Y lo que es más importante, ha tenido visita. "Pero yo me quiero probar estas bragas", se dice la mujer. ¿Solución? Pues lo que se le ocurriría a todo el mundo: sacar el lado más creativo de uno mismo y darle un poco de color a los probadores. Cambio de sábana y tan fresca como una brisa de mediados de junio. "Aquí mismo. Que hubieran puesto papeleras", se dice la mujer de nuevo. Y con estas, ella se va fresca y cambiada y el probador tiene un toque distinto. Ole tu c.
Pero claro, se nos olvida que: 1. No vivimos solos, y 2. Que hay una persona que tendrá que arreglar tu mala educación y retirar la basura que has dejado. Amén de traumatizarla, claro. Repito la última frase del párrafo anterior, porque desde luego que a veces cosas tan groseras sólo se pueden expresar de igual modo.


"NO, CARLOS JOSÉ ROBERTO, ESTO NO ES UNA TELENOVELA" (domingo 23 de junio de 2013)

Hoy no seré discreto. Siempre lo soy en mi vida diaria, pero dado que los protagonistas son anónimos, bien merece la pena contarlo. A pesar de que el título de esta anécdota puede decepcionar si se compara con lo que a continuación escribo, desde luego que lo de hoy ha sido de telenovela. O casi.
Estaba ordenando artículos cuando pasan andando despacito dos hombres de mediana edad. Y, hablando en tono normal, y sin poder evitar oírlo, (¡en serio!), oigo:
"- Pero que tú no sabes cómo se pone. Que hay que tener mucho cuidado, que si a ver si nos van a ver los vecinos... que qué quieres que te diga, pues si se entera el marido, que se entere.
- Exactamente, ella sabe lo que hay. Si el marido se entera y le jode, pues cosa suya."
Ni que decir tiene que estaban hablando de lo que podríamos definir como "relación extra marital", es decir, complementaria en muchos casos al matrimonio (de ahí lo de "extra").
Si tenemos que sacar una conclusión es que parece ser que la culpa es del marido por serlo.
Cuando uno cree haberlo oído y visto todo, algo nuevo surge.


EN EL CIRCO (lunes, 10 de junio de 2013)

Como en toda tienda, hay que ordenar lo que los clientes quitan de su sitio. En este punto creo muy necesario aclarar que una cosa es mirar las cosas y tocarlas, y otra muy distinta es dejarlas de cualquier manera, en cualquier sitio e incluso tirarlas al suelo. Por no mencionar el ser un maleducado. Hace unos años, una compañera estaba ordenando calzado y había una madre con su hijo que se lo estaba probando. El niño, cuando acabó, le dijo a su madre: "¿lo dejo en su sitio?" y la madre respondió: "No, déjalo aquí que lo coloque ella". La compañera le dijo: "Hombre, si lo dejas en su sitio te lo agradezco un montón". Y la madre, con la intención de quedarse más ancha que larga y creyéndose la marquesa Du Painpringué (o sea, De Panpringado), dijo: "Colócalo tú que para eso te pagan." En este momento la sangre entra en un punto de ebullición que se puede oír desde el exterior, y una sensación de impotencia y rabia sube desde los pies para hacer saltar la tapa de la cacerola. Mi compañera no daba crédito y le salió solo decir: "Usted lo que es es una payasa."
No diré que sea lo más correcto, pero con semejante grosería, prepotencia y mala educación, es la contestación que se merecía.
Qué pena me da que niños como ese terminen siendo unos cretinos integrales por culpa de la estupidez de los padres que les ha tocado.


¿Y ME IMPORTA POR QUE...? (lunes, 10 de junio de 2013)

Hace algunos meses una amiga estaba en recepción, y atendió a una clienta a la cual había que grabar los datos para la tarjeta de fidelidad -esa donde piden cosas que a nadie le importa-. Uno de los datos era la fecha de nacimiento. Bien es sabido que hay personas que tienen reparo en aceptar la edad que tienen y creen que si lo niegan siempre se mantendrán en esa franja. Esto es muy respetable hasta que piensas que la persona con la que hablas es la que tiene la culpa de que tú cumplas años.
Mi amiga le pidió muy amablemente la fecha de nacimiento, y la señora muy ofendida y con muchos aspavientos le dijo: "¡Ah!¡Para qué voy a darte la fecha de nacimiento!?¡Pero bueno, es que esto es ya...! No, no te la doy." La recepcionista, estupefacta, le miró sonriente con los ojos abiertos como platos y levantó los brazos a la altura de los codos, con las palmas hacia arriba encogiendo los hombros en señal de: "¿y esto?" La mujer se dio cuenta de la tontería y calmó el tono. Curioso que con desconocidos se tenga la facilidad de contestar mal de buenas a primeras y tratar a los dependientes como si las cosas mal decididas e implantadas fueran responsabilidad suya.
¡Benditas criaturas del Señor!


¡NO TE VAYAS MAMÁ! (lunes, 3 de junio de 2013)

Como la canción de la serie de dibujos animados Marco, sucedió hace poco en una tienda. En una tienda deportiva, una mujer que iba con sus hijos pequeños, quiso que le hicieran una prueba de pisada de esas y para ello tenía que correr unos metros. Dio comienzo la carrera y uno de sus hijos, de unos 3 años, salió corriendo detrás de ella llorando diciendo: "¡mamá!" A esto le siguió la hermana de unos 5 y la madre cuando paró y lo vio lo cogió en brazos mientras se reía.



ACUDIR A LA LLAMADA (lunes, 3 de junio de 2013)

Hace algunos años sucedió algo bastante gracioso que me contaron. En la tienda donde trabajaba, el director pidió a quien se encontraba en la recepción que llamara por megafonía a otro responsable, de unos 30 y pico años. El dependiente llamó y el director esperó allí. Hasta aquí todo normal. De pronto, muy despacito, llega andando un hombre mayor y le dice mi compañero: "Buenos días, dígame" y el hombre contesta: "Nada, he venido porque me han llamado". Al director y a mi compañero les entró la risa y le dijeron al hombre que llamaban a un compañero que se llamaba igual que él. Desde luego como curiosidad es algo que no tiene desperdicio.


LA IMPORTANCIA DE QUE LAS COSAS FUNCIONEN (27 de mayo)

Una vez, hace muchos años, había una responsable en una tienda. Era Navidad, y la recepción tenía un arbolito en el mostrador con bolas más grandes que él. Un cliente tuvo un problema y la persona que estaba en recepción tuvo que llamar a la responsable, que decididamente quiso solucionarlo. El otro chico continuó atendiendo. Entonces ella, mirando la pantalla del ordenador, hace gesto de coger el ratón. Lo mueve sin apartar la vista de la pantalla y dice: "Uy, no funciona."
De repente mira y... había cogido una bola del árbol. Mi compañero se giró porque no podía con la risa y ella dijo sonriendo: "¡Ay, qué tonta!"


CORAZÓN DE HIERRO (27 de mayo)

Pensando recordé una anécdota de la que, por desgracia, no fui testigo. Me la contaron hace algunos años.
En una tienda grande, en el lugar donde se cuentan las cajas y se guarda el dinero, una chica estaba de broma con un compañero -la situación incrementa su gracia al estar el cuarto lleno de cámaras- y  entre risas le dice:
- ¡Jajajaja! Venga que me meto en el cofre -risas de ambos-.
- ¡Jajajaja! ¿qué dices?!
- Que sí, tú cierra.
Acto seguido se mete en el armario blindado (que tenía la puerta abierta) y se acomoda en la parte de abajo. El otro cierra la puerta mientras se parten ambos. Y cuando ha cerrado, la chica se calla y da pequeños golpecitos metálicos en la puerta.
No sé si habría sido aún más gracioso que hubiera entrado alguien y hubiera tocado disimular.


QUE ALGUIEN ME ENCUENTRE II (22 de mayo)

Otro día llegaron dos niñas, una de aproximadamente 5 años y otra de unos 9 (hermanas). La pequeña estaba más o menos sofocada como diciendo: "Maremialamorhermoso que me he perdío". Miraba con expresión de cierto disgusto y las cejas ligeramente levantadas. La hermana le miraba y se reía apoyándose sobre el mostrador con la cara entre los brazos, y de cuando en cuando miraba de nuevo y volvía a reírse. La pequeña hizo un comentario y se rió un poco también.
Finalmente, tras un rato, llegaron sus padres y se marcharon. Sinceramente me contuve la risa.


QUE ALGUIEN ME ENCUENTRE (22 de mayo)

No pocas veces traen o llegan niños perdidos a recepción. Lo primero es hablarles tranquilamente porque están asustados, y lo segundo preguntar por el nombre de sus padres. Hace poco me contó una compañera que llegó una niña perdida y le preguntaron los nombres, pero la pobre no los sabía.  Ante esto, solo quedaba preguntar por el suyo y dijo: "Dora la Exploradora".


PROBEMOS TODO

No han sido pocas las veces que un cliente ha preguntado si hay tal o cual cosa para probársela. Hasta aquí todo normal. ¿Cuándo se cruza la frontera? Cuando nos creemos que somos los únicos que vamos a comprar, los únicos que nos vamos a probar, los únicos que devolvemos cosas. Y es entonces cuando se olvidan cosas tan lógicas que expuestas quedan ridículas.
Esto sucede cuando alguna vez me han preguntado: "¿Tenéis calcetines de prueba de esos que teníais antes?" ¿Calcetines de prueba de esos que teníamos antes?¿Desde cuándo hay calcetines de prueba en una tienda? Solo pensarlo se me ponen los vellos de punta y una profunda y violenta arcada recorre mi sistema digestivo.
Oh, ¿los calcetines de prueba? Sí, claro. Déjeme ver... ¡Ajá!¡Aquí estaban! Huelen un poco porque estamos a punto de cambiarlos. -Tono confesor y picarón- Ya tienen doscientos setenta y seis usos.
Estése tranquila que si no le sirven le sacamos otros. Los de las tallas grandes están más limpios. Ya sabe, entre el sudor, los problemas de piel y los hongos hay que tener mucho cuidado al dejar los calcetines de prueba.

Cuán mejor iría el mundo si la gente se parara a pensar antes (o al menos después) de soltar determinadas cosas. No somos los únicos en ir a una tienda.
Otro ejemplo de no pensar es cuando un cliente critica que se abran los domingos (¡en domingo!) No se dan cuenta que está abierto porque ellos van a comprar, y que terminarán pagando (como en muchos sitios ya) una basura por los domingos, que retribuirán como día normal. Y todo porque gente como ellos va a comprar ese día. Si nadie saliera a comprar un domingo, nadie abriría las tiendas y a los trabajadores no les pagarían las horas normales jodiéndoles (voy a decirlo claramente) un día que ha sido festivo prácticamente siempre. Porque si a alguien se le fastidia irse de puente o fin de semana con sus amigos, su pareja o su familia, es a quien trabaja un domingo.
Pero ¿sabéis por qué pasan estas cosas? Por tener un cerrado sentido de la responsabilidad. La responsabilidad no es solo ser dueño de uno mismo o sus cosas, es ser consciente de las de los demás. Y esto va más allá de criticar.


LLAMANDO

Destaco que a una chica joven le han robado hoy su móvil. Alguien lo habrá encontrado y lejos de devolverlo -y pese a estar llamando una y otra vez al teléfono- ha tenido los c... de quedárselo (lo sé porque a veces colgaban). La chica estaba muy disgustada y bastante alterada. La pobre casi se pone a llorar porque decía que no tenía dinero para otro. Hemos estado dejando que llamara a quien necesitara y llamando mis compañeros y yo bastantes veces al número del teléfono que había perdido. ¿Por qué cuento esto? Porque algunos -entre ellos esa chica- devolvemos las cosas cuando las encontramos salvo que digas: es imposible saber de quién es esto que está aquí, o no hay más remedio. Es por ello que aprovecho para echar maledicencias a todos aquellos que por avaricia no se paran a pensar en cuánto fastidian a alguien por quitarle lo que no les pertenece. Y a aquellos que sin tener el menor remordimiento siguen con su planteamiento, normalmente, mediocre. Reproduzco las palabras de dicha chica: "Yo que siempre devuelvo las cosas que me encuentro... hay que ver cuánta gente mala hay en el mundo, de verdad." A lo que he respondido: "Pues sí. Demasiada. Y ocupando espacio, porque no valen para nada más." ¿Cuál es la razón por la que digo algo tan duro? Primero porque es cierto, y quien atenta contra los derechos de los demás (más aún en el caso de la vida, la salud o la seguridad) no puede ni debe ser considerado al mismo nivel que una persona, en este sentido, íntegra. La segunda razón por la que lo digo es porque dudo sobremanera que quien se ha quedado el móvil pretenda venderlo para poder comer.


Y NÁ MÁS. (Sábado, 11 de mayo)

Hoy, día marronero allá donde los haya, un cliente ha devuelto unos pantalones. Y me suelta indignado: "Tenéis que avisar que los pantalones llevan alarma. Porque yo el otro día compré unos, me los puse y cuando pasé en no sé dónde sonó, y claro, todo el mundo mirando como si lo hubiera robado. Es que tenéis que avisarlo." Le he explicado que casi todas las prendas en las tiendas donde se vende textil tienen etiquetas-alarma y que el cliente las tiene que cortar por si acaso. Y él erre que erre, que deberíamos avisarlo. Le he dicho que es comprensible. Gracias, hasta luego y se ha marchado con cara de poco satisfecho.
Pero... pensándolo bien... ¡Claro!¡Avisémoslo! Digamos qué cosas llevan alarma, cuáles no, y en caso de llevarlas dónde se ubican. ¡Es una idea formidable!¿Qué podría salir mal?



INTERCAMBIO (Sucedió ayer miércoles, 1 de mayo. La escribo hoy día 2)

La anécdota de hoy es simplemente digna de contar, no es graciosa sino necesaria. Atendiendo a una clienta ha surgido el tema de si nos pagan los días festivos como tal. Le he dicho que de momento sí pero la idea es pagarlos normal como cualquier otro día. En este punto aprovecho para quejarme de la sinvergüencería de la mayoría de empresarios que hacen la crisis. Sí, he dicho bien: que hacen la crisis. Porque ésta, aunque es típica del sistema capitalista y es cíclica, se ve alimentada por la avaricia de querer ganar lo mismo o más que antes vendiéndonos que las cosas se hacen por nuestro bien o por crear empleo. Já. Partiendo de este punto se despide a gente, se le recortan horas y derechos así como pagas mientras se contrata de forma precaria y miserable a otras personas. "No tenemos horas para poner." pero sí que las tienen para contratar personas nuevas que cobrarán una miseria. No nos van a engañar.
Y es más, la intención de pagarnos a los trabajadores (da igual el gremio) las horas festivas como normales me parece francamente repugnante porque ya no se respetan ni las fiestas más básicas como el Día del Padre, el de la Madre, ni el del Trabajador. Por no mencionar los domingos. Si ya tenemos unos horarios sacrificados por nuestro trabajo de cara al público (festivos, Navidades, días de la Fiesta Nacional, y domingos, etc.), si encima el poco aliciente que nos ponen que es lo que cobramos ese día nos lo quitan, ni que decir tiene que terminará yendo su puta madre. O no, personas que lo necesiten por estar en paro y se tengan que conformar. Y tragaremos una vez más hasta que reventemos. Pero no se engañe el lector, porque de la mayoría de cosas que nos quejamos todos y ninguno somos culpables. Nos quejamos de que se abran todos los domingos y mientras los empresarios lo venden como que "facilitamos al cliente sus compras y nos adaptamos a ellos", en realidad la gente va a comprar porque se abre. NO EXISTE LA NECESIDAD DE COMPRAR como quieren hacernos creer. Existe la necesidad de comer, de dormir, de llorar, de divertirse, de respirar, de querer. Comprar es algo artificial inventado por el ser humano, y aunque intenten implantarnos en el cerebro la "necesidad", ésta no existe ni existirá jamás.
Si a una persona honrada que no ha robado en la vida le pones a tiro de piedra la ocasión inmejorable de sustraer algo, seguramente lo haga porque se le ha facilitado. De la misma manera, si se abren las tiendas todos los días de fiesta, la gente irá a comprar; cosa que no habría sucedido ni se habría planteado de no hacerlo.
Volviendo con la clienta que mencionaba, en palabras textuales, el pagarlas como horas normales es "una guarrería hablando mal y pronto." A partir de aquí comentó que también trabaja de cara al público y que en su trabajo están despidiendo personas muy necesarias y válidas para contratar a otras menos horas y cobrando menos mientras dicen que es necesario despedir para sobrevivir (estas últimas palabras son mías). Le dije que tanto en mi trabajo como en Seguridad y demás trabajos, están haciendo lo mismo sacando partido de la situacion. ¿Nos preguntamos por qué no salimos de la crisis? No salimos por ellos. La crisis no es económica, es total. La crisis son ellos.
En ese momento dijo que no sabe dónde vamos a llegar si todo sigue así, y yo le dije mi más sincera opinión. Que esto no va a ser siempre así, que pasará como lo ha hecho otras veces. Que los tiempos cambian y que todos tienen sus cosas. Que mientras hace décadas la gente se polarizó de forma radical y dio lugar a la Guerra Civil, hoy en día las ideologías se están disolviendo como una pastilla para el dolor de cabeza. La izquierda y derecha se está convirtiendo en centro porque sendos votantes saben que los partidos en los que han creído durante años ya no valen para nada, y porque nos une "una causa común", como dijo la clienta.
Estoy seguro que superaremos esta situación, y no me refiero a esta crisis. Me refiero a este mal endémico, a esta enfermedad crónica llamada políticos y malos empresarios. Los superaremos como hemos superado otras cosas. Los tiempos cambiarán, y esto será parte del pasado como hoy lo son las 14 horas de trabajo por un sueldo miserable en las minas o fábricas del siglo XIX.
No estamos en la cúspide de la civilización, estamos en el principio del final. Aunque tardará, vendrá una nueva etapa en la que todo esto ya no existirá. La ciudadanía se está uniendo de diferentes maneras, pero la más importante es que nos estamos uniendo por un sentimiento común. Nos estamos uniendo con el corazón porque todos estamos empezando a ver la verdad sobre muchas cosas.
La mujer me dijo que se alegraba de haber encontrado alguien con una visión optimista y le dije que las cosas cambiarán. Nos deseamos suerte y muy buen día. Y hoy, 2 de mayo de 2013, bajo la mirada de todos aquellos que dieron su vida por la Libertad en una invasión que ya vemos muy lejana (la de 1808), digo que me siento orgulloso de que las fronteras ideológicas se estén derrumbando con estrépito fruto de la podredumbre de quienes viven pegados a ellas como si fuera su piel. Sin plantearse, sin avanzar. Contribuyendo a la necrosis de las ideas que otros fundaron hace 150 años. Y hoy, digo que debemos darles las gracias por aquello y digo a todos los lectores que aunque los tiempos son otros, también tenemos obligaciones. Y nuestra obligación es defender lo que nuestros antepasados han luchado entregando en muchos casos sus vidas, porque la invasión del siglo XXI no es el francés, ni el nacional o el republicano. La invasión de hoy, es la mental fundamentada en la culpa y en vendernos que lo hacen por nuestro bien.


¡MIRA, MAMÁ! (martes, 30 de abril)

El otro día me contó un compañero una situación que desde luego da ganas de reírse mientras pones caras. Como donde trabajo se vende ropa interior, las bragas tienen "pegatinas higiénicas". El primer punto a destacar es que nada tienen de higiénico si muchas mujeres se las prueban o cambian porque no les gusta o no les vale la talla. El segundo punto es que por no entrar en contacto la tela, está en contacto la pegatina. Pues bien, con estos mimbres me contaron que un día, en la tienda, un niño encontró una pegatina de esas tirada en el suelo. Y claro, como estaba en el suelo (y eso a los niños les genera aún más interés, sea lo que sea) la cogió y... se la empezó a pegar y despegar por toda la cara. A mano abierta. Se la despegaba de la barbilla y se la ponía en la frente; y apretaba, apretaba, apretaba. Se la despegaba de la frente y se la ponía en la mejilla; y apretaba con ganas para que no se desprendiera. Y así sucesivas e innumerables veces. Todo esto delante de la madre, quien no se inmutó ni lo más mínimo. Sospecho que al ser un niño aún tenía la experiencia del alumbramiento reciente y a la madre no se le hizo raro que obrara así. Y mucho menos mal ¡faltaría más!


"TE INSULTO PORQUE ME DA LA GANA" (lunes, 29 de abril)

Hoy al leer http://camareracualquiera.blogspot.com.es/, me he acordado de una anécdota que me pasó hace dos años. Estaba cobrando en caja y llegó un cliente sudamericano. Aparentemente simpático, sonriente... de esos que al llegar te hacen algún comentario del tipo: "¿Qué tal hoy?". En condiciones normales, y si hubiera sido una persona normal, habría sido de agradecer. Pero lo que hizo, de lo único que me dieron ganas es de cerrar la caja y dejarle ahí con su estupidez.
Cuando le respondí a su comentario simpático me dijo: "Tendrás ganas ya de irte, eh cabrón." Me dije: "¿Qué?!" y lo obvié por si iba sin mala intención y le dije -más soso que antes- "bueno, sí", no se qué. Le informé sobre lo que tenía que pagar y me dijo: "Dame una bolsa, ¿no cabrón?" Y le dije tras borrar del todo la sonrisa de mi cara: "Cabrón no.". El muy -voy a mojarme:- gilipollas me sonrió, pagó y se piró. Creo que por educación y para quedar profesional le dije que gracias, hasta luego. Me puso negro. Hay que ser francamente cretino para ir con semejante actitud, y seguramente un sociópata al cual es mejor tener bien lejos.


LA QUE MANO CUBRE (Sábado, 27 de abril)

La mayoría de las veces una talla que solemos usar no es igual si cambiamos de marca, tienda o fabricante. Esta ha podido ser la razón por la cual una mujer preguntó a un compañero mío acerca de una talla de sujetador. Necesario es aclarar el funcionamiento de tallas: el número equivale a los centímetros del contorno por debajo del pecho, mientras que las letras corresponden al tamaño de copa. En el caso primero, éstas van del 80 al 100, mientras que en el segundo van de la A (más pequeña) a la E (más grande). Sorpréndanse, estimados lectores, pues la buena mujer preguntó por una talla 100 P (¡P!). Mi compañero quedó impactado y dubitativo porque era imposible, pero ella estaba segura. "Busco una talla 100 P" (ni que decir tiene que no se correspondía con su verdadera talla de copa). La respuesta fue amable y correcta, como su inocente error (bien puede haber influido el tema de fabricantes que mencioné). Pero sin duda lo más acertado en un mundo donde se pudiera decir habría sido: "Señora mía, permítame asesorarla. Disponemos de carretillas de distintos tamaños acordes a las necesidades del cliente, pero si usted prefiere algo más personalizado debería acudir a un lencero que trabajara conjuntamente con un ingeniero para fabricar el tipo de sostén que usted requiere."


MAMÁ PATO (Jueves, 25 de abril de 2013)

No son pocas las veces, estimados lectores, en que llega un cliente a "descambiar" una cosa. Hasta ahí es normal salvo porque "descambiar" significa "deshacer el cambio". Es decir, que se llevaría lo mismo que ha traído, y -corríjanme si me equivoco- no creo que sea lo que quiere. No obstante, el punto cómico es el siguiente. Servidor le dice: le hago tal y cual y después tiene que pasar con lo que coja. Y cliente responde: "Ah, ¿tengo que ir yo por ello?"

:)

¡No!¡Por todos los santos! ¡No, mi buena señora! Ahora mismo vamos nosotros por él. ¡Es más! ¡No cejaré en mi empeño y dejaré mi vida si es necesario para que usted se lleve sus pantuflas!
¿Que no lo tenemos? ¡No pasa ná! Ahora mismo lo fabricamos para usted. Tenemos una abuela (Tejerina) -de esas que ya no pueden jubilarse-, y ella misma lo bordará, coserá y tratará personalmente. Son miles de clientes, pero no importa. Lo importante es usted. Y si no queda satisfecha, le preparo un vasito de leche con galletas recién horneadas y le doy un beso. ¿Que no es suficiente? Que me aspen si esta noche no voy a arroparla personalmente.
Al fin y al cabo, trabajamos de cara al público y debemos darlo ¡tó! Aunque creo que hay quien confunde la línea que separa el "servicio" de la "servidumbre".


CUESTIÓN DE DISTANCIA

Hoy mismo (20 de abril) atendía en la recepción de la tienda cuando ha sonado el teléfono. La conversación ha sido la siguiente:

- Buenos días, es que mi mujer está en la tienda y la estoy llamando al móvil pero no me lo coge. ¿Podríais llamarla por megafonía para hablar con ella?
- No, no podemos hacerlo -sonriente e incrédulo-.
- ¿No hay ninguna manera?
- No, es que no podemos hacerlo -igual de sonriente e incrédulo-.
- Bueno, pues si no se puede no se puede. Gracias... por nada -ligera y breve risita-.
- De nada, ¡hasta luego! -amable y sonriente-.

A parte de haber sido surrealista, creo que era una de esas llamadas patéticas que se hacen en las empresas para comprobar cómo atienden los empleados, porque el hombre parecía improvisar en lo que decía y es demasiado absurdo como para darse en realidad. Creo que era una prueba, pero oye, cosas mas raras hemos visto trabajando con clientes ¿o no?


DESCUENTOS A CASCOPORRO

Ayer 19 de abril se me acercó un hombre con calzado en las manos que ya estaba rebajado de precio y me dijo que en otra tienda le habían dicho que sobre el precio rebajado las Oficinas rebajaban aún más. Ni que decir tiene lo atónito que me quedé aún sin perder la sonrisa, la amabilidad y la paciencia. Le expliqué que ya estaba rebajado y además lo comprobé en el ordenador delante de él para que viera que se había rebajado ya dos veces. Le dije que en la otra tienda pudieron hacerle ese descuento adicional por alguna causa concreta o por diferencia de precio respecto a lo que marcaba en el lineal, y que seguramente se lo habría hecho la persona responsable.
No se le vio muy convencido y tras vacilar un poco me dio las gracias y me dejó el calzado. Yo me quedé pensando: "Claro, te lo rebajan a dos céntimos sobre el precio inicial. Una por oferta, otra porque lo deciden las Oficinas, otra por venir a comprar y otra por preguntarlo."


GUSTOS REFINADOS

Hace algunos años, estando en la recepción de nuevo, se me acercó una mujer muy arreglada con aspecto de tener dinero o al menos aparentarlo y me preguntó: "Disculpa, ¿hay por aquí cerca algún lugar -recalcó esta parte de la frase- donde se pueda comer decentemente? Que no sea la inmundicia del McDonalds".
Se lo indiqué amablemente y me quedé sorpendido y riéndome por dentro por su sinceridad y su elevado gusto.

2 comentarios:

  1. jajajaja, me encanta!!! yo digo NO A TRABAJAR LOS DOMINGOS!!!

    Me ha encantado la anécdota del señor que llamaba para contactar con su mujer, que bueno!

    Que bueno, mi anécdota del día es: Trabajando en una tienda de deportes (para los que no me conozcan)entra una señora y pregunta en recepción: - Perdona, la sección de perfumería?- La contesto amable pero aguantándome la risa: - Cruzando la calle en el centro comercial en Juteco. jajajajaja

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  2. Jajajajajaja gracias por compartirla en el blog y leerlo. Pienso lo mismo de los domingos (en cara al público, si no es tuyo el negocio o no te gusta tu trabajo). Un beso!

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